viernes, 12 de junio de 2009

Como cuidarse a los 45, los 30 y los 20 ....


"Cada mujer es un mundo", así lo destaca el "Estudio Siken Bienestar Corporal" que analiza las necesidades y los hábitos saludables de las mujeres según la edad.


Cada mujer experimenta a lo largo de su vida distintos cambios que se pueden reflejar tanto en su silueta como en su estado de salud. Además de ser importante llevar una vida sana y equilibrada en todas las etapas, cada edad requiere hábitos de cuidado específicos que respondan a sus necesidades concretas, en función también de otros factores determinantes como el metabolismo, el crecimiento, las características genéticas o el estilo de vida.

Algunas diferencias relevantes en la forma de cuidarse se ponen de manifiesto en el "Estudio Siken Bienestar Corporal". Por ejemplo, las mujeres entre 18 y 29 años destacan por ser las que comen de forma menos equilibrada y sana. Al parecer, con la edad las mujeres se vuelven más responsables a la hora de sentarse a la mesa (así lo afirma el 75% de las encuestadas con más de 30 años). A la hora de comer fuera de casa procuran que su dieta sea baja en grasas e incluir frutas y verduras.

En cuanto a realizar ejercicio físico de forma habitual, son curiosamente las mujeres a partir de los 45 años quienes destacan como las "deportistas" más constantes.

El Estudio revela también cómo los motivos que llevan a ponerse a dieta varían entre los distintos grupos de edades. "Tener una silueta más fina" resulta ser el motivo impulsor para las más jóvenes mientras que las mujeres de más de 45 años se cuidan sobre todo para prevenir problemas relacionados con la salud.

A la hora de ser críticas con alguna parte de su cuerpo surgen también bastantes discrepancias: la "barriga" son las principales preocupaciones de las mujeres por encima de los 45 años, entre las más jóvenes el primer puesto lo ocupan el "trasero", las piernas y la celulitis.

"Veinteañeras" y "treintañeras" frente al espejo

Las mujeres de menos de 29 años deberían empezar a cuidarse a la hora de comer aportando los nutrientes necesarios para funcionar en su día a día. Es importante aportar calcio a la dieta para fortalecer los huesos, cuyo crecimiento concluye normalmente después de los 30 años, además de hierro y ácido fólico en caso de estar embarazadas. También hay que mantener una adecuada hidratación de la piel, sobre todo a partir de los 25.

A partir de los 30 años hay que continuar poniendo atención en la forma de cuidarse. El metabolismo evoluciona con la edad y sus necesidades nutricionales ya no son las mismas que a los 20. Para mantenerse joven y en forma, además de llevar un estilo de vida saludable, la mujer tendrá que cuidar algo más su dieta. Los antioxidantes empiezan a cobrar relevancia en esta fase ya que ayudan a combatir el deterioro de las células, fortalecer el sistema inmunitario y retrasar así el proceso de envejecimiento. Además, para mantener la piel en buenas condiciones es importante enriquecer la dieta con Vitamina B y utilizar cremas con protección solar todos los días.

Los 45: una etapa clave de tu vida

En esta fase la mujer experimenta cambios en los niveles hormonales que pueden afectar a su silueta y dejar huella en el aspecto de la piel. El cutis pierde elasticidad e hidratación debido a que, junto a la reducción de los estrógenos propia de la menopausia, la mujer pierde también parte del colágeno que regula los niveles del espesor de la piel. Para atenuar estos efectos es importante llevar una dieta sana que sea baja en grasa y rica en calcio y vitamina D.
A día de hoy, y tal y como demuestra el "Estudio Siken Bienestar Corporal", las mujeres de esta edad están más concienciadas sobre los riesgos que comporta el no cuidarse en este periodo de su vida: hacen más ejercicio físico, consultan a los profesionales de la salud para controlar su peso o chequear su estado de salud y comen, en general, de forma bastante equilibrada.

Hábitos importantes a cualquier edad

Hay una serie de hábitos y recomendaciones básicas que hay que adoptar en nuestro estilo de vida de forma constante y que son comunes a todas las edades. Por ejemplo:

· No saltarse ninguna comida
· Reducir el consumo de sal
· Elegir alimentos que sean fuente de fibra vegetal y ricos en hidratos de carbono (como pan integral, verduras, ensaladas, cereales, frutas o legumbres)
· Un consumo de proteínas entre un 11% y un 15% del aporte calórico total diario
· Aporte de vitaminas y minerales en función de las necesidades físicas de cada persona
· También es recomendable evitar malos hábitos como el tabaco, el alcohol y la ingesta de cafeína